columna jose luis lopez duarteSin duda, avanzar en una reforma política como la que propone el sinaloense Diego Valadés, de fincar en reducir y estandarizar su periodicidad en cuatro años, de tal manera que todos los gobernantes, desde los municipios hasta el presidente, entren al mismo tiempo y salgan igual, sería sin duda, como él lo afirma, un duro golpe al arcaico presidencialismo, un impulso a la ciudadanización de la política y una simplificación total al funcionamiento del gobierno.

 

El que regidores, presidentes municipales, senadores y el mismo presidente de la república empiecen y terminen sus periodos juntos le daría al ejercicio de gobierno un carácter de república más democrática y mucho menos acercarse, como ahora, a una monarquía mediante la autocracia que ha venido imponiendo AMLO en el país, cada vez con mayores apetitos autoritarios y reeleccionistas.

 

Yo creo que es el momento oportuno de detener esas tendencias que se abrieron desde que la obligada reforma política que se le imponía a la transición mexicana y que la impulsaban las fuerzas socialdemócratas titubearon, dudaron y fueron incapaces de dar ese paso después de la elección del 2006, desviándose por una medida parcial, y al mismo tiempo promotora de autoritarismo, como lo fue introducir la figura de la reelección en todos los niveles de gobierno, con excepción del presidente de la república.

 

Hoy en día ya se comprobó que ese fue un profundo error y que ahora muestran sus colmillos con las ambiciones antidemocráticas que se impulsan desde palacio nacional y cabalgan sobre MORENA.

 

La lista de iniciativas en ese sentido casi es incontable en poco más de tres años de gobierno de AMLO y es evidente que todo apunta a que fracasen y que solo aspiran a que MORENA repita en el gobierno de la república, pero el daño a la incipiente república democrática que se venía construyendo, de aquí al 2024 sufrirá un severo deterioro si no se detiene este 2022.

 

Se ve extremadamente difícil que suceda, más aún con el extraordinario oportunismo de algunos partidos políticos, como el PRI, que no ven más allá de las ambiciones de algunos de sus personajes como su presidente nacional, que ojalá la vieja vena socialdemócrata de muchos priistas en el país tome decisiones distintas como lo expone el jurista Diego Valadés.

 

El presidencialismo mexicano es el peor obstáculo político que tiene el país y que lo ideal sería un pacto político para una nueva república democrática y representativa, pero con las posiciones de MORENA y el propio AMLO en este aspecto, que son las fuerzas mayoritarias casi absolutas, como lo fue el PRI en sus mejores tiempos, lo más probable son los retrocesos y de ahí a volver a pelear por elecciones democráticas, donde el gobierno no sea juez y parte, como al principio pues.