La política fiscal del México debe facilitar el pago de impuestos a todos los contribuyentes para que todos aporten el granito de arena que requiere México para su engrandecimiento, y además debe ofrecer estímulos a los sectores estratégicos que impactan a otros directa o indirectamente.
Ello lo señaló Julio César Silvas Inzunza, presidente de la Alianza para el Desarrollo y Competitividad de las Empresas (ACECEM), quien advirtió que los principales socios de México toman muy en cuenta la capacidad que tienen sus empresas en cuanto a generar riqueza.
Se les toma en cuenta para el diseño de políticas públicas por una razón muy sencilla: de estas empresas dependen os ingresos fiscales con los que se habrán de disponer para el gasto social, dijo.
En lo básico, observó, se brinda certidumbre jurídica a la inversión privada, otorgándoles facilidades y un sistema fiscal de fácil tributación para todos.
Incluso indicó que “en ciertos sectores que Estados Unidos y Canadá consideran de tipo estratégico, como la agricultura, por ejemplo, sea de manera directa o indirecta, buscan alivianarles la carga o compensar la pérdida de competitividad vía programas como el embellecimiento de sus ranchos, engorda de ganado, entre muchos otros que dan atractividad turística a su zona rural”.
Ello se explica, dijo, porque la agricultura es un eslabón muy importante de la cadena productiva, ya que está interconectado con los sectores secundario y terciario.
Es decir, puntualizó Silvas Inzunza, la suerte que corran los agricultores en los mercados nacional e internacional, le pega o le beneficia de forma indirecta a la industria, el comercio y los servicios, que, en conjunto, dan viabilidad económica a los diferentes programas que todo gobernante impulsa para el bienestar.
“Es por ello –consideró-- que en México, previo al diseño e implementación de cualquier política pública, más que ver el árbol; es decir, un sector o rama, debemos de considerar las implicaciones que ello tendrá en todo el bosque.
“Me refiero el resto de los sectores productivos, que siguiendo con el ejemplo de la agricultura, si en México su aportación directa al PIB es alrededor del 3.7 por ciento, indirectamente su impacto económico es al menos de un 30 por ciento”.