Para mi amigo Jesús Santos Aguilar y toda su familia mi más sentido pésame por el fallecimiento de su hermana Gloria. DEP
La autonomía universitaria no es simplemente un concepto abstracto; es una realidad que encierra la capacidad de desarrollo, autogestión y un sinfín de oportunidades para forjar un futuro prometedor. En este sentido, reconocer que el progreso de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) está intrínsecamente ligado a la capacidad de sus miembros para generar proyectos que enriquezcan a la comunidad académica es fundamental. No podemos esperar que actores externos vengan a solucionar nuestros problemas. La solución reside en nuestro saber y hacer.
Es innegable que la inercia puede convertirse en un obstáculo en cualquier institución, pero también es verdad que los cambios y los avances dependen de la capacidad de liderazgo y dirección. El proyecto "Con visión de futuro 2029", presentado por el rector Jesús Madueña, es un claro ejemplo de cómo se pueden amalgamar planes estratégicos que darán sentido a las funciones sustantivas de la UAS. Este proyecto promete abordar no solo la academia, sino también la investigación, la extensión, la cultura, el deporte y el arte, convirtiéndolos en realidades palpables al establecer soluciones a los obstáculos que enfrenta nuestra universidad.
Los planes y programas de la UAS no deben ser vistos como meros documentos; son guías que permiten articular las diversas áreas y unidades académicas hacia un objetivo común. Es vital que todos los miembros de la universidad comprendan que forman parte de un todo inseparable. Esta sinergia es crucial para fomentar un entorno en el que se analicen, discutan y resuelvan las problemáticas que surgen cada día. La UAS no es una pirámide rígida, sino un organismo dinámico que respira, se mueve y piensa.
El rector Madueña ha subrayado en múltiples ocasiones la importancia del diálogo y la discusión. Resolver los conflictos a través del consenso se convierte en la vía óptima para alcanzar nuestras metas institucionales. Para ello, es imprescindible establecer un marco basado en la transparencia, legalidad y respeto mutuo, pilares fundamentales para el funcionamiento eficaz de la UAS. No podemos permitir que la desconfianza y la falta de comunicación obstaculicen nuestro avance.
La razón detrás de la urgencia de promover estas conductas institucionales es clara: los retos que enfrenta la UAS son numerosos y complejos, especialmente en el contexto político actual. No hay un salvador externo que venga a rescatar a nuestra institución; somos nosotros, los miembros de la comunidad universitaria, quienes debemos lidiar con estos desafíos. Es imperativo que cada área de trabajo reflexione sobre su significado específico y su impacto en el conjunto. Todos debemos ser conscientes de nuestras responsabilidades y actuar en función de los objetivos comunes.
Alcanzar las metas establecidas requerirá un esfuerzo coordinado y un compromiso inquebrantable. No podemos permitir que los intereses individuales prevalezcan sobre el bien colectivo. Cada ciclo escolar representa una nueva oportunidad para superarnos, pero esto solo será posible si trabajamos juntos, alineando nuestros esfuerzos en un solo ritmo y sentido. La verdadera esencia de la UAS radica en su capacidad para transformarse y adaptarse, y para ello es esencial que cada uno de sus integrantes entienda su papel en esta ambiciosa obra colectiva.
Que así sea: un futuro brillante y unificado para la UAS es posible si nos comprometemos a ser protagonistas de nuestro propio desarrollo. La autonomía es, sin duda, un acto de liberación, pero también una invitación a asumir la responsabilidad que conlleva. Es hora de actuar, de dialogar y de construir en conjunto el camino hacia un mañana mejor.