columna joseluis

 

Hay muchas opiniones en torno al movimiento que han planeado para el 9 de marzo en defensa de las mujeres en todo el mundo. Se calcula que más de 170 países participarán en él y por primera vez en México se llevará a cabo, esto por iniciativa de un grupo de mujeres de Veracruz llamado “Brujas del Mar”, luego que desde hace 45 años lo realizan mujeres en Islandia, la tierra de los vikingos en Reikiavik, donde le llaman “día libre para las mujeres” con la participación del 90% de las mujeres de aquel pequeño país.

 

Es probablemente este movimiento de cientos de millones de mujeres en el mundo el inicio de un movimiento mundial por la verdadera igualdad y justicia para las mujeres oprimidas, olvidadas y maltratadas, quizá desde el origen de la humanidad.

 

Han trascendido tantos sucesos, movimientos y esfuerzos heroicos durante siglos por muchas mujeres, pero es hasta el siglo XIX cuando adquiere la identidad de defensa del género, tanto que desde entonces se han derribado poco a poco las barreras que han frenado su desarrollo, libertad y felicidad.

 

Desde Marie Curie, pasando por las sufragistas de Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, y la misma Sor Juana Inés de la Cruz aquí en México o Elizabeth Blackwell, la primera doctora en el mundo en 1849, o la mexicana Matilde Petra Montoya como la primera médico en México en 1887, quien venció todas las adversidades de los prejuicios, complejos y atavismos que consideraban inadmisible a una mujer como médico, tanto que fue reconocida por el presidente de México, Porfirio Díaz, quien le entregó en sus manos el título de doctora.

 

Por eso, lo que ahora pasa, el movimiento que están generando todas las mujeres tiene una relevancia histórica que más vale que todos apoyemos por el valor que tiene para el desarrollo de las sociedad y nuestro querido México.

 

Que se adquiera conciencia de la vida plena a la que tienen derecho las mujeres en este mundo tan injusto será un paso tan gigantesco para la humanidad, que representará un cambio donde nada volverá a ser como antes y el futuro tendrá que reorganizarse con esa premisa.

 

Los hechos particulares de haberse alcanzado la sentencia del productor de películas dueño de la productora “MIRAMAR”, Harvey Weinstein, por más de 20 años de cárcel o que el tenor español Placido Domingo se haya declarado culpable de acoso y abuso sexual, viviendo ahora el rechazo de la sociedad española y el mundo artístico provocado por aquel movimiento de actrices “#MeToo” que se dio en la entrega de los oscares del 2017, es un resultado que marca un antes y un después respecto a las agresiones sexuales que sufren las mujeres, no solo en el cine sino en todos, absolutamente todos los centros de trabajo. Con este movimiento se vislumbra un mañana que vale la pena respaldar y apostar por él, y donde todas, absolutamente todas, caben.

 

Aquí no caben disfraces de “yo te defiendo, pero no pares de trabajar”, o quienes acusan, como el presidente López Obrador, que “los conservadores están metidos en el movimiento feminista”, o la imagen que ha dado la primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller, al retirar su apoyo al movimiento acusando que detrás de él “está Felipe Calderón”.

 

Aquí se necesita ser categórico, como lo ha sido “El Bronco”, gobernador de Nuevo León, que se declaró abiertamente su apoyo al movimiento, así como la COPARMEX, la UAS, el Tecnológico de Monterrey, entre otras instituciones más que sin ningún prurito, subterfugio o declarada aversión le sacan la vuelta. Ya nos veremos el nueve de marzo.